miércoles, 8 de diciembre de 2010

Bostezo.


Miro hacia otro lado

porque no quiero saber lo que debo saber.


Rompo y esparzo cristales por el suelo

buscando la sangre;

y la rastreo encontrándome,

sintiéndome,

avergonzándome.


Espero ese abrazo feroz

que me rompa los huesos

y me saque de quicio.

Creo la transparencia

de los conductos de tu aire,

verbo absurdo, cuando el reloj nos ata y nos mata.

Todo lo que creemos será destruido.


Busco la manera de dar dignidad al silencio

y huyo del tumulto y del grito.

Me escondo en los árboles caídos

mientras me río del vértigo.


Y asciendo a las negras sombras

en la parte más fría de invierno.

martes, 2 de noviembre de 2010

Noviembre


Hoy no me siento atravesada la vida.


Tengo en el pecho el aire exacto

que necesita una pompa de jabón.


martes, 26 de octubre de 2010

Las manos se entornaban furiosas arrebatando cada lámina de sudor sobre el papel, recorrían con ansia pero sin prisa cada margen. Acariciaban las líneas aún sin sombras, sin nombres, sin delitos, aún carentes, de momento, de cualquier pálpito de vida. No encontraban personaje ni escenario, no sabían del comienzo ni del susto de los acontecimientos. Peleaban por una suerte mejor, por un trozo de estante en el que amparar su futuro. No sabían si acabar con amores trágicos o con sucesos sosegados. No intuían la tragedia o el significado de la palabra tregua. No temblaban ya (por suerte) pero tampoco vivían. No hay nada peor que no saber vaciar la angustia, no poder arrojar luz a la ansiedad, no atinar a echarla por los dedos o por la boca. Rezaban a cada rato por liberar a las musas, tan cobardes desde su silencio; tan valientes encontrando cobijo en otros renglones.

De vuelva a su asilo desamparado pierden la fuerza, y buscan sus bolsillos cautivas.

Las manos se entornan furiosas cada vez con menos ansia y con más prisa.

lunes, 18 de octubre de 2010

Otras noches

cuando las sombras andan descalzas

ni el amor enciende la noche


desprotegidos los cuerpos

deambulan insomnes bajo los rezos


no existe salida ni luz ni cielo

en los cajones del miedo


hielo en los pulmones

silencio en los huesos


los bordes de la cama asimétricos

las horas de reloj ardiendo

martes, 5 de octubre de 2010

Los charcos de octubre

Se me arruga la garganta con el presentimiento de las arañas.
En los días de lluvia no desaparece el dolor por completo.
Miedos y presagios se vuelven concéntricos.

Los signos de interrogación han cerrado con candado.
Los bostezos son señales de lunes y de cansancio.
Los párpados son pequeños pellizcos de los sueños.

Y se hace intermitente el trono de mi reino.

Es octubre y pasa todo esto.

martes, 28 de septiembre de 2010

Puntas de luna




Se ha detenido el viento. Cruje la noche.
Se va la vida y queda el silencio.
La cadencia de un murmullo solitario
rompe los sucesos.
Ceniza y humo,
y puntas de luna absolviendo al universo.
Ni un susurro cabe en el aire
cuando el hilván de los miedos cose los labios.
No vendrás a buscarme a este otro mundo
porque desde aquí la miseria huele a sal,
pero no como la de ese mar que se bañó en nuestro cuerpo.
Te contaré la tristeza con el calor de mis ojos.
Me verás en las manos el pánico del tiempo.
Mi pecho bombeará latidos como espejos.
Pero no me pidas la palabra; la boca.
No me pidas la saliva ni el eco del paladar.
No obtendrás el oleaje de mi lengua.
Lo siento. Ya no puedo hablar.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Transición

El mapa triste de agosto nos ha traído los últimos síntomas del verano. Hemos aprendido que el invierno ya es irremediable y los días témpano están a punto de alcanzarnos. La ropa guardada en cajas nos mira con ojos alegres y nosotros trataremos por todos los medios de alargar este agónico sol. Vamos a rezar por otro día más de brazos acariciando al sol y saltaremos de día en día sacándole la lengua a la torpeza de estas tormentas a deshora. Las lluvias inaugurarán otro lance de frío y no nos queda otra que ver las estaciones pasar. Los días cortos y las noches largas, tan tan largas. Tenemos toda la oscuridad por delante. Las terrazas arañan sus últimos latidos y las sandalias ya son presas del pánico. Transición de materias a la vista y cambio de tejidos al tacto.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Ni mucho ni poco


Será bastante con no haber perdido el tiempo usando todos los sinónimos de amor. Abriendo bien los ojos a las rachas de viento, para que nos lloren o para que nos vuelen. Subiendo los peldaños descolgados de algún cielo indeciso, o de esa luna que nos mira impaciente.
Será bastante haber soñado, al menos una vez, que tenemos alas, grandes y blancas, alas que nos lleven a un mundo distinto a este tan culpable. Será bastante con tener aire suficiente para agrandar los pulmones. Entender la brevedad de las matemáticas, sumando uno más uno, o la locura de las letras de la literatura habiendo vivido con Cortázar o Borges. Será bastante con la calma, con la risa, con la duda (por si las dudas). Entrar sin hacer ruido al corazón, o rompiendo los tímpanos de los corazones. Incendiar las ventanas cuando la luz del despertador nos hiere las ganas, dejando a un lado lo que podemos hacer hoy para mañana. Será suficiente con una mirada, con el silencio del que calla cuando calla, con la cicatriz de la experiencia; sintiendo los zarpazos del tiempo en las arrugas, en la piel que se descuelga o en la falta de memoria. Dejar que nos entre la luz por los huesos y la rabia por los ojos. Al menos, si sabemos que todo tiene un límite, será bastante.


martes, 20 de julio de 2010

Hojas

Hemos creado un espacio absoluto, un diminuto rincón con baldosas mojadas. Hemos traspasado el tacto de los besos hasta la herida, hasta la fibra más caliente y humana. Rodeados de litros de agua blanda y helada, perdidos en la marca que nos puso el sol. Desesperamos ante al calor, buscamos el frío y de nuevo la calima ardiente de los días. Las horas rojas, las horas más rojas de la tarde tienen algo de vida que me gusta. Patadas a la desesperada. Contenemos la sangre en la mirada y la mirada en la palabra. Hoy me resulta difícil decir espalda, decir pan y decir basta. Otro abrazo en el filo de la cornisa, otra orilla a punto de desbordar. Salimos dañados del borde de la risa, pero hemos tomado aire suficiente para nuevas mentiras. Hay un arma blanca creando cielos de tormenta y sigue la vida, como siempre la vida.

lunes, 28 de junio de 2010

Rompiendo el cielo



Habrá una palabra
que nos saque del error,
letra a letra,
con acento
y con descaro.

Unidos los silencios
dando aliento a cada infarto.
Que no se mueven las hojas
desde que ataca el verano;
y ya era hora.

Los ojos de lluvia,
con tormentas eléctricas,
acaparando cada charco,
cada relámpago.

Un beso con rima asonante
danzando,
bailando...
posado en el aire.

lunes, 14 de junio de 2010

Basado en hechos reales



Desde que vivo en esta casa, mi casa, empezó a llegarme correspondencia que no venía dirigida a mí, pero sí a la dirección en la que vivo. Resulta que un tal Andrés Fernando eligió al azar mi dirección postal para que los señores de Teléfonica le enviaran sus facturas. Una que presume de buena persona y mejor ciudadana, se puso en contacto con la compañía de telefonía fija, en pleno proceso de extinción, para que Andrés Fernando recibiera las facturas en su hogar, cualquiera que fuese. Una amable y simpática señorita me agradeció la gestión y me pidió de antemano disculpas por si volvía a recibir alguna otra factura; eso me olió a más facturas en mi buzón de imediato. Varios soles y varias cartas después Telefónica ya no manda facturas, pero sí recibo las reclamaciones de una gestoría de abogados por el impago de las facturas de Andrés Fernando. A veces temo, cuando suena el timbre, que sean unos señores vestidos de azul que intentan esposarme, aunque cualquier parecido con mi compañero de buzón será pura casualidad, ni bocado de adán, ni testosterona, me temo.
Ahora sé, gracias a su vida laboral, que tiene diez años menos que yo, y que en la actualidad trabaja para una pequeña empresa dedicada a la pintura.
Y no sé si este tema pueda acarrearme algún problema burocrático o económico. Yo, por si acaso, ya no ando desnuda por casa, temo que uno de estos días pueda toparme por el pasillo con él.

sábado, 22 de mayo de 2010

Lentitud y desvelo

Avanzo despacio, muy despacio;
con las piernas pesadas,
con temblor en las manos,
con las tristezas revueltas en la caja torácica
y los trozos de vida esparcidos en el suelo.

Ninguna luz delante del espejo,
ninguna señal de vida humana,
silencio y sólo silencio.
Con las penas desnudas,
el pasado con sombrero,
el dolor por el dolor
y los reflejos del amor
confundidos con el miedo.

Sal de ese rincón,
de los gritos,
de la pena como hambre,
del negro sobre negro,
de la sed de un cielo roto,
de la maraña de complejos
y de la duda miserable.

lunes, 17 de mayo de 2010

De un extraño ritmo de vida
nace la mañana.
Nos conduce hacia un día claro
empeñado en su comienzo.
No borramos nuestras huellas
por miedo a perdernos
y ese miedo es el que marca las pautas,
el que gasta fianzas
y trabaja duro rompiendo nuestros huesos.

No trato de planear una huida
sólo quiero sentirme un poco lejos,
pero al lado del latido del oleaje del suelo.

jueves, 6 de mayo de 2010

Todavía

Se nos caen las estrellas del cielo
como mechones de pelo desolado en el lavabo
y boquean como pececitos de colores de cristal.
Son un cuenco reluciente de lágrimas
descansando en otro dolor;
ajeno, egoísta, desamparado.
Si ya no respiran será por mi rabia,
o por tu ausencia,
o por la aburrida trama de mi cansancio.

Ni una estrella más en los lavabos.
Cuidemos de su ingravedez
para que alumbren,
para que sueñen,
para que enseñen...
que aún se puede,
que aún hay tiempo.
Y podamos volver a notar los latidos del fuego
y tener un motivo para empezar.

lunes, 3 de mayo de 2010

la lejanía de una nube

La vulgaridad de las palabras inútiles
retumba en mi cabeza recién estrenada

la magia es mentira

el silencio en las manos es una promesa

la mediocridad embalsama cada espina

y la suciedad de la fe
emborronando los márgenes del tedio

Hace falta una pausa para volver del todo
y yo siempre estuve de paso

Viviré de otra suerte
y maldeciré la rabia de haberlo intentado

No sé si fue cierto o lo he soñado

jueves, 29 de abril de 2010

me siento en el filo de tus huesos
inquieta, despavorida, buscando la calma
y remiendo la mañana de este sol de madrugada
que ilumina un cielo a punto de estallar

con persianas abiertas como párpados asombrados
con ventanas sin cristales y con cartones de color
con calles de aromas dulces y sabor a canela
con luces con viento con verdades


tendremos que esperar otro silencio
para echar a andar olvidándonos del tiempo
y llenarnos los bolsillos de alimentos
por si nos da por no volver

o quizá nos dé por echar ancla en otro puerto
o por activar el mecanismo de una huida
o por sentir que no sentimos nuestras dudas
y dejarnos de la mano del azar y de la vida


dime que estarás allí conmigo
y dime que no es una mentira

sábado, 24 de abril de 2010

Desde arriba



Darse cuenta no es suficiente, cambiar el rumbo precisa otro esfuerzo. Existir no es lo mismo que resistir, ni mucho menos; pero ahí andamos. Manteniendo el tipo contra el viento, aguantando la mirada ante dragones furiosos y, como poco, templados. No hay que conceder ni medio milímetro a la duda, pero sólo el pensar que debemos estar alerta es una señal suficientemente clara de que algo anda mal.
Buscar otras lunas es maldecir a la noche. Lo que nos dice el cielo a veces es puro desorden, y el viento sigue sin parar. Estos últimos días las nubes me han enseñado las saludables propiedades de la hipnosis y me engancho al aire para poder ver desde arriba el cuento del revés. Puede que me equivoque, pero tiene que haber otro tipo de luz tras el silencio de este horizonte.

jueves, 15 de abril de 2010

Días laborables

Me entristece salir a la calle y mirar y no ver más que cosas feas, o paredes sucias, o caras tristes, o paisajes de hormigón, cables eléctricos y humo. Los caminos no me llevan a ninguna parte, porque nada acaba donde quiero sino donde el reloj y el contrato-cárcel me dirigen. Yo no paseo. Rara vez miro al cielo. No soporto cruzarme con malos modales. Y me estorban enormemente los charcos de arena pisoteados, porque la lluvia está sucia cuando el madrugar me duele. Es inevitable, las aceras son horribles a las siete de la mañana, cuando mis pies se arrastran hacia otro día igual que el de ayer. No encuentro nada que me despierte o me haga mover la boca en forma de cosquilla. Nada me espera al otro lado, todo va ser lo mismo. Y repito cada día, y espero a que la semana se agote mientras sueño con la libertad del quinto día por la tarde. Y vuelo de reojo, buscando otro trozo de carne que tenga la tristeza que conozco, pero nada. No encuentro nada. Ni una señal de vida humana para mis manos heladas, ni un roce de miradas para estas pestañas que pesan y hieren las ojeras haciendo surcos para las lágrimas. Dentro de poco será peor, porque el verano traerá a un agosto cansado con ganas de más libertad, y costará subir la cuesta hasta llegar al mes de las mañanas sin despertador. Pero sólo por eso lo volveré a intentar mañana, por eso y por ver si por fin encuentro esa otra lágrima buscando miradas.

domingo, 28 de marzo de 2010

Cuando no estoy donde estoy

Estoy en el color más vivo de la oscuridad,
donde la vida encuentra una ventana para la huida
y el miedo echa el ancla en el mar de las bocas perdidas.

Podrás encontrarme en los silencios de las tormentas
y en las aguas de los ríos que se secaron
por la erosión de raros y lejanos planetas.

Me detengo en el vuelo de las luces artificiales
donde no llega el viento,
y en los ojos que se cerraron por el miedo.

Y también en la distancia más corta que hay entre dos labios
cuando un golpe interrumpe lo que pudo ser un beso.

Y en la sombra de lo que pisas,
en la vacío de las heridas,
en las mentiras que no contamos,
en la tristeza de una lágrima,
en el ruido de las cadenas,
en la frontera entre dos mundos,
en el peligro de un incendio,
en la caída de una cometa,
en el vértigo de las avispas,
en el final de una vela,
en la sentencia de un asesino,
en la esquina de la pobreza,
en la mirada de un culpable
en la rutina de una amenaza
y en la duda de las certezas.

lunes, 8 de marzo de 2010

Al Sur



Las calles se deshacen por los pasos lentos del Albaicín.

Retengo recuerdos de noches pisando las nubes
que nos traían otros sueños.

Todo era cierto pero sacado de un cuento.

Deseos o promesas. O quizá todo a la vez.

Rara vez se cruzan luna y luz...
y en Graná todo es vela encendida
y paredes pintadas sobre el color de la orilla de otro mar,
un mar de color tornado en blanco.

Y una huella desconchada de aquel poeta
que corrigió la aurora con sus persianas.


La foto que una vez prometí.

martes, 2 de marzo de 2010

Qué miedo que el sol no nos despierte, qué cierta la noche con su tiempo pausado y su promesa de luz, pero a lo lejos. Es desquiciante y a la vez tranquilizador ese silencio de la araña trepando, lenta, por la pared blanca, dejando un surco imposible a la vista que nos recuerda la falta de quietud de las horas sin luz. Porque la noche es estrella y cielo y guerra, pero sólo a veces. La oscura pasión con la que avanza, miserable la memoria, por rincones que debieran ser olvidados. Y las lentas agujas del reloj en la niebla martilleando a conciencia el sueño que llega cuando parece que aún estamos despiertos pero empezamos a entran sin darnos cuenta por la tela tejida de la araña. Y la sombra se hace grande y me envuelve y me empapa de miedo cuando la noria decide parar el lo más alto en plena tormenta. Hay sueños tan reales que deberíamos pagar por ellos, y pesadillas tan atroces como dientes arrancados de cuajo. No quiero el riesgo de la caída sin red cuando mi cuerpo quieto y reposado no espera el vértigo sino la paz. Imagino una mano fuerte y caliente y la guardo bajo la almohada, no quiero caer. Quiero amarrarme a la cama, coserme a ella, cada parte, cada trozo de cuerpo, y mantenerme inerte por un rato, sólo un rato. Después, despiértame.

miércoles, 24 de febrero de 2010


para no tropezar me invento otra ruta
disparo al aire y me echo a temblar

no hay otro cielo en el suelo que pisas
no hay más materia
que la saliva en tu boca
tu mano en mi espalda
y mi vida en tu globo ocular

empiezo de nuevo, pero nada es nuevo
intento llegar, pero no sé llegar

ya sé que no entiendes mi vida
y sí, duele, aunque no veas la herida

martes, 16 de febrero de 2010

"Este hacerse mayor sin delicadeza". J.S.

Crecer es perder a cada paso adivinando cada certeza. Nada puede ser, porque todo es. Ahora ya sabemos que la magia siempre tiene guardada un truco. Ya no sirven las migas de pan para volver, hay que guardar cada mapa bajo llave, por si acaso. Y a veces, ni las cruces de los mapas, ni las leyendas a escala, nos aseguran tierra firme ni puerto en el que anclar. Uno puede perderse al tomar el primer desvío, y desde ahí a volver a empezar. O perderse hasta la próxima estación, acariciando el lado más áspero de los andenes.

Cuándo dejamos de correr tras las pompas de jabón. Cuál fue nuestro último verdadero regalo que nos dejaron a los pies de la cama aquel 5 de enero. Cómo fue nuestra primera ilusión antes de que se nos gastara la sonrisa. Cuándo dejamos de pegar con pegamento todo aquello que se nos rompía, antes de que la vida se nos convirtiera en una noche irreparable.
Porque a veces es inevitable, hay días en que la vida se nos parte en dos.


jueves, 28 de enero de 2010

No era tan triste. No dolió tanto.
No era necesario el lamento y mucho menos las lágrimas.
Sobró el suspiro y ese llanto tan tonto de niña pequeña.
Fue absurdo el temblor de manos y el dolor de cabeza.
De verdad, no fue para tanto.
No era real esa manada animal que desvencijó el corazón.
El alma sólo es un cuento para rellenar líneas blancas de falsos poetas.
No. El drama fue un escaparate chistoso y caprichoso.
No era necesaria tanta desgana.
Ni tantas mañanas rezando por poder poner los pies en el suelo
y la mirada en el cristal.
Nada se coló por las arrugas del colchón,
ni las noches eran noches perdidas,
aunque todos los días parecían un mismo día sin sol.
Pero de verdad que no, no fue tan triste.

Ahora lo sé. Y ahora soy capaz de decirlo.

martes, 19 de enero de 2010


Resulta que hay partes de la tierra en que los edificios bailan cuando el viento sopla fuerte. Y no es nada nuevo, pero a veces el viento sopla demasiado fuerte. Es entonces cuando más se ven los dolores de las grietas de los que no tienen nada, y por las rendijas de la miseria se cuelan todos los canales de televisión. Parece ser que ese lugar no está demasiado lejos, apenas un viaje de avión, pero uno siente que aquel paraíso descendiente del infierno es ficción, parece imposible compartir siquiera la misma capa atmosférica, cúmulos o el mismo dios. Entonces estalla una tormenta de arena que te ciega los ojos pero te hace ver con total claridad, completa nitidez en los cristales de las gafas de lejos. Porque aquí, mientras perdemos un trozo de vida al quedarnos sin batería en el móvil; allí, sólo un abrazo vestido de rojo puede salvarte.
A veces no me siento habitante del mundo en que vivo.

jueves, 14 de enero de 2010

Dos in translation

Vamos al Libertad8 expectantes; espectáculo sugerente. Quique Y César "Dos in translation".

Las melodías nos sobrevuelan, las palabras nos atraviesan, las sonrisas nos crecen en la boca, y las canciones... ah! las canciones. Qué delicia de versos y de recuerdos.

Nos estremecemos, nos reímos, soñamos, cantamos, suspiramos y nos llenamos de esperanza los pulmones y las miradas.

Pero además hay una sorpresa, otra sorpresa: una maravillosa canción de Serrat. Nos la regala bajo la atenta mirada de sus propios miedos, nerviosismo por ser la primera del maestro Joan Manuel que anuncia su boca.

Pero todo acaba, y todo pasa. Y sólo hay recuerdos y sensaciones y sentidos y agradecimiento y... vídeos.

Volvemos a casa ."Y después tan mediocres otra vez".

lunes, 11 de enero de 2010

Ni siquiera este frío nos acerca,
ni la necesidad de refugio,
ni las huellas de color ámbar;

intermitentes.


Las lágrimas no limpian la sangre
y la llaga derrama una ilusión vana
para dejar a la piel
con caricias de asfalto,

-cuerpo a tierra-

del revés.


Avanzo a pesar de estas heridas abiertas,
heridas de pánico,
y cicatrices que no ves.

Mis palabras no son tristes, ni alegres.
Sólo están esperando.