lunes, 17 de noviembre de 2008

Olvidarme

El olvido está lleno de memoria.
Mario Benedetti.

Un solo fin: olvidarme de todo. Olvidarme de tener la vida sólo con verte, o de creerme grande sólo por mirarme. Olvidarme de sueños y de seguir esperando el sonido de tus llaves. Olvidarme de los latidos que traen el sonido de tus pies en los azulejos de la calle. Olvidarme de todo y de nada. Olvidarme de lo prometido; de lo no cumplido. Olvidarme del sudor y la saliva. Olvidarme de tener que poner cara al deseo y nombre a la piel. Olvidarme de los sentidos y de las raíces. De los silencios, de las burbujas y de los vaivenes. Olvidarme de ese segundo en que dije adiós a la vida, de ese minuto en que sentimos que se acabó. Olvidarme del final y olvidarme que hay posibilidad de volver a empezar. Olvidarme de las verdades como puños, de las manos como forma de amor. Olvidarme de los setimientos y de los presentimientos. Olvidarme de los recuerdos. Olvidarme de la fragilidad del tacto, de la dureza de la distancia. Olvidarme del arrebato y de la prisa; de la paciencia y de la calma. Olvidarme que la magia es un lapiz para trazar horizontes y el futuro un invento para apaciguar el dolor. Olvidarme de los vestidos que cubrieron los temblores. Olvidarme de la lluvia y del frío, de la risa, de los trenes. Olvidarme del viento y los andenes. Olvidarme de los escalones, los tropiezos, los finales. Olvidarme del ruido, de tiempo y del viento. Olvidarme de la vida. Olvidarme del eco. Olvidarme del olvido. Olvidarme del miedo.

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