lunes, 15 de septiembre de 2008

Transparencia



Ojalá fuera sencillo seducir con el cuerpo sin necesidad de la palabra, no precisar un solo sonido para transmitir una sensación. Ojalá una sonrisa fuera bastante para que el mundo supiera de nuestra felicidad, sin necesidad de un gritito, o bastara una mirada triste para que todos vieran nuestro dolor.

Hoy, cuando todos tenemos prisa, lo mejor, lo más rápido, es decirlo todo, contar nuestras certezas y dudas hasta la saciedad (o escribirlas) sin tener que usar el cuerpo como medio de comunicación. Hoy en día no hay paciencia para indagar en un rostro, para interpretar una mirada, para traducir un movimiento de manos.

Ojalá fuera fácil el silencio, la calma, la ausencia de ruidos atroces y sirenas en la noche. Que bastara el sonido de una vela para entenderlo todo, y el movimiento fuera un lenguaje como primera elección. El cuerpo como sinónimo de vida, de movimiento, de esperanza, de sueños. El cuerpo y la mirada como índices del amor.






No quiero contarte mi melancolía, quiero que la veas, que la sientas.

3 comentarios:

Libertad dijo...

Yo me debato siempre entre el cuerpo y la palabra.
Me parece una gran encrucijada, pero sin sufrimiento, es un gran placer conocer los beneficios de ambos y ser incapaz de decidirme.

Ignacio findela1aparte dijo...

Ojalá supiera interpretar que me dice un cuerpo, ojalá supiera que quiere decirme...

ILSA dijo...

Bueno, lo cierto es que tenemos que andar y descubrir y saber cómo usar y aprender de los errores y entender las dificultades y las limitaciones... cuerpo y alma... todo tan difícil...