Ni siquiera este frío nos acerca,
ni la necesidad de refugio,
ni las huellas de color ámbar;
intermitentes.
Las lágrimas no limpian la sangre
y la llaga derrama una ilusión vana
para dejar a la piel
con caricias de asfalto,
-cuerpo a tierra-
del revés.
Avanzo a pesar de estas heridas abiertas,
heridas de pánico,
y cicatrices que no ves.
Mis palabras no son tristes, ni alegres.
Sólo están esperando.
lunes, 11 de enero de 2010
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3 comentarios:
"Mis palabras no son tristes, ni alegres.
Sólo están esperando."
Oh! forzado dices... Todo lo contrario, a borbotones. Me ha encantado, valiente.
besos
(y cuerpo a tierra, si)
Aaaay las esperas, la incertidumbre... creo que pocos estados son tan desquiciantes cómo estos..., pero... existen; así que hay que aprender a convivir con ellos o...jejeje mucho mejor... acabar con ellos juas juas juas... soy tan impaciente que mis esperas son momentáneas...así me va la vida...jajajaja
¿Y quién dijo que el frío acercaba? el frío no me gusta y después de leer que a tí te aleja de alguien, menos aún...
Besos con cicatrices como las tuyas (de las que no se ven)
¿Valiente, dices? Qué más quisiera, Marian.
Mariapahn; pues no parece que la impaciencia te siente nada mal.
Gracias, siempre grcias por estar por aquí.
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