martes, 5 de agosto de 2008

Da igual donde me esconda…
siempre llegas;
llegas y arrasas,
arrasas aunque haga del pecho un muro,
de las manos corazas
y use las uñas como arma blanca.

Llegas
y revientas la calma,
inundas los pulmones,
me aprietas la garganta,
desgarras la fuerza
haciendo de la luz
un túnel de miserias.

Da igual donde me esconda…
siempre llegas.

Sólo el verde de las ventanas
me hace sentir un poco de valor,
saber que puedo hacerte desaparecer
cuando quiera,

o cuando pueda.

Da igual donde me esconda…
siempre llegas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ilsa, no dejes nunca de escribir.

Libertad dijo...

Puede ser que nos conozcamos del foto de Paco Cifuentes. Yo tampoco lo tengo muy claro.

Es verdad, para algunas cosas el ser humano no puede esconderse en ninguna parte. Nada nos puede salvar.

Anónimo dijo...

A veces escribes cosas geniales y con las prisas y los tiempos que corren y el "hacerse mayor sin delicadeza" no sé qué decir... otras veces escribes, me describes y me da igual lo que fuera eso que desaparece tras el "verde de las ventanas", tan fácil (o no)... no importa lo que fuera, acabo de leerte y ya me he apropiado de la historia, "el equilibrio es imposible"... ay, ya no me acuerdo de quién cantaba esto. Con cuantos besos bastará para que la luz vuelva a ser luz?

Anónimo dijo...

Pablo, aun siendo imperativo, me has sonado la mar de bien. Me gusta que andes por aquí.

Libertad, suena mal eso de no tener a veces nada que nos salve ¿verdad? "Mejor será seguir creyendo. / A ciegas. / Seguir creyendo..." mejor creer que hay algo.

Mónica, me encanta leerte, y escribirte y describirte. No desistas porque siempre traes la luz. No sé con cuántos besos se rehace, pienso que no importa la cantidad sino de lo que vengan cargados. A veces tan sólo las palabras apagan la oscuridad.

Besos para todos...